Caravana de más de 300 migrantes avanza hacia la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.



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Una vasta caravana de más de 300 migrantes, provenientes de diversas nacionalidades como Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Haití y Honduras, emprendió su travesía a través del municipio de Texcoco en ruta hacia la majestuosa Basílica de Guadalupe, ubicada en la Ciudad de México. Este grupo, representativo de la diversidad y la complejidad de la migración en la región, busca encontrar un refugio temporal y una pausa en su viaje en el santuario mariano más emblemático de México.

A lo largo de su travesía, estos migrantes han enfrentado una serie de desafíos y obstáculos, desde peligros físicos hasta barreras burocráticas y sociales. Sin embargo, su determinación y esperanza los impulsan a continuar su viaje en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades para ellos y sus familias.

La elección de la Basílica de Guadalupe como lugar de descanso y refugio no es casualidad. Este icónico santuario, venerado por millones de fieles cada año, simboliza para muchos migrantes un lugar de esperanza y protección en medio de la incertidumbre y la adversidad. Es un punto de encuentro para la fe y la solidaridad, donde los peregrinos buscan consuelo y fortaleza espiritual en su camino.

La llegada de esta caravana de migrantes a la Basílica de Guadalupe no solo representa un acontecimiento logístico, sino también un recordatorio de la realidad humana que subyace detrás de los números y las estadísticas de la migración. Cada uno de estos migrantes tiene una historia única y experiencias personales que los han llevado a emprender este viaje arduo y a menudo peligroso.

En un mundo marcado por la migración forzada, la solidaridad y la compasión se vuelven más importantes que nunca. La presencia de esta caravana de migrantes en la Basílica de Guadalupe es un llamado a la acción, un recordatorio de la necesidad de políticas y acciones humanitarias que aborden las causas fundamentales de la migración y protejan los derechos y la dignidad de todas las personas, sin importar su origen o condición social.

Mientras estos migrantes descansan temporalmente en la Basílica de Guadalupe, es importante reflexionar sobre nuestro papel como sociedad y como individuos en la construcción de un mundo más justo y compasivo para todos.

Fuente: La Jornada

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