Un dulce emblema nacional, la torta compuesta, reclama su lugar de nacimiento: historia apuntala tanto a Puebla como a la Ciudad de México.
El debate sobre dónde nació la torta compuesta —el bolillo o telera relleno generosamente— sigue abierto entre gastrónomos e historiadores. Por un lado, se sitúa su origen en Puebla, donde aparece la mención más antigua de “torta compuesta” en un diario local de 1864.
Del otro lado, se considera a la Ciudad de México como cuna del platillo gracias al establecimiento de la tortería “Tortas Armando”, fundada en 1892, que es reconocida por haber popularizado la versión moderna de la torta compuesta con diversos rellenos.
Los historiadores señalan que en Puebla el pan “torta de agua” ya era elaborado antes del siglo XX, lo que da peso a la versión poblana, mientras que en la CDMX se generalizó su consumo y diversificación de rellenos en el porfiriato y posteriormente.
Aunque no existe un acta formal que declare el origen exacto, lo cierto es que ambas ciudades —Puebla y CDMX— han nutrido el legado de este antojito. Su expansión nacional muestra que la torta compuesta se erigió como símbolo de la cultura callejera mexicana, más allá de su lugar de nacimiento.
Fuente: México Desconocido
